Para quien sufre de depresión o ansiedad, el uso de cannabis como alivio podría no ser una respuesta a largo plazo
Según nuevas investigaciones de un equipo de la Universidad del Estado de Colorado que está tratando de esclarecer científicamente cómo el cannabis – en particular su uso continuado a largo plazo y desmesurado – afecta a las actividades neurológicas, incluyendo el procesamiento de las emociones.
Los investigadores a cargo del Dra. Lucy Troup, profesor asistente del Departamento de Psicología, publicaron un estudio sobre PeerJ para describir sus hallazgos a partir de un profundo análisis a través de un cuestionario suministrado a 178 consumidores de cannabis en edad universitaria para la legalización del cannabis. El uso recreativo del cannabis fué legalizado en Colorado en el año 2014.
Desde entonces otros siete estados americanos han promulgado la legalización del cannabis para uso recreativo, mientras que en el resto de los estados sólo se autoriza un uso médico.
“Uno de los aspectos centrales que queríamos resaltar en Colorado, es ser el primer estado en legalizar la marihuana recreativa, para su población y para el uso que aquí se hace“, dijo la Dra. Troup.
Gracias a este estudio, que se basa exclusivamente en el uso del fármaco indicado por los propios consumidores, los investigadores han tratado de evaluar las correlaciones entre los síntomas depresivos o de ansiedad y el consumo de cannabis.
Los investigadores han descubierto que los entrevistados con formas subclínicas de depresión, que reportaron usar el medicamento para tratar sus síntomas de depresión, obtuvieron niveles más bajos en síntomas de ansiedad respeto a la depresión – por lo tanto, en realidad resultaban estar más deprimidos que ansiosos. Lo mismo valía para aquellos que decían sufrir de ansiedad: resultaron estar más ansiosos que deprimidos. En otras palabras, “si estaban usando cannabis para auto medicarse, la cannabis no hacía el efecto que ellos pensaban que estaba produciendo“, explicó el co-autor Jacob Braunwalder, estudiante recién graduado e investigador en el laboratorio de la Dra. Troup.
El co-autor del estudio, Jeremy Andrzejewski ha guiado la construcción del cuestionario, R-CUE (Recreational Cannabis Use Evaluation), que investiga en profundidad los hábitos del usuario, incluidas preguntas que investigan si los usuarios habían fumado droga, o habían consumido sustancias fuertes como el aceite de hachís o hierbas comestibles.
Los investigadores están especialmente interesados en estudiar las reacciones bioquímicas y neurológicas de las sustancias THC (delta-9-Tetrahidrocannabinoles) disponibles en el mercado legal que pueden contener hasta el 80-90% de THC.
Los investigadores inmediatamente encuentran en los resultados de las análisis que el cannabis no causa la depresión o la ansiedad, ni las cura. Pero resalta la necesidad de estudiar cómo el cerebro se ve afectado por las drogas, a la luz de su legalización, y según algunos, un uso más generalizado en Colorado desde su legalización.
Por ejemplo, dijo Andrzejewski, “hay una percepción común que el cannabis alivia la ansiedad.” Sin embargo, las investigaciones en curso, no lo han confirmado totalmente, dijo.
El estudiante graduado Robert Torrence, que es también co-autor del estudio, ha recordado una investigación anterior que mostraba que el uso crónico reduce los endocannabinoides que se encuentran de forma natural en el cerebro, se sabe que juegan un papel importante en los procesos fisiológicos, como el humor y la memoria.
“Hay investigaciones que sugieren que el cannabis puede ayudar la ansiedad y la depresión al principio, pero más tarde da un efecto contrario,” dijo Torrence, un veterano del ejército de los Estados Unidos, particularmente interesado en el estudio de la eficacia del cannabis en el tratamiento del trastorno de estrés post-traumático (PTSD).
Debido a las estrictas regulaciones del gobierno federal con respecto a la investigación sobre el cannabis, que es una droga de la ” Lista 1″, la percepción general del público sobre la forma de afectar al cerebro se basa frecuentemente en los “mitos”, dijo Braunwalder. “Queremos seguir buscando, y añadir más informaciones a la investigación.”
Actualmente no hay laboratorios de investigación CSU que administrar cannabis a los participantes en el estudio, esto porqué se requiere permisos especiales y medidas de seguridad especiales si se quiere administrar drogas en una investigación científica.
En el futuro, los investigadores quieren mejorar sus resultados y centrarse en el nivel y la duración de la exposición a productos con alto contenido en THC legalmente disponibles, por ejemplo en la concentración del aceite de hachís, alrededor de la cual hay poca investigación científica.
“Es importante no demonizar el cannabis, pero tampoco glorificarlo,” dijo la Dra. Troup. “Lo que queremos hacer es estudiar y comprender cómo actua. Esto es lo que nos interesa.”
Fuente de la historia: basada en material de la Universidad Estatal del Colorado. Escrito original de Anne Ju Manning. Nota: Los contenidos pueden haber cambiado de estilo y extensión.
Artículo traducido por Martina Larsen Payà, doctora en psicología clínica, original de PENELOPE GREEN (pulse aquí para leerlo)
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