Chester Bennington, cantante de la banda Linkin Park, fue encontrado muerto el jueves en su casa cerca de Los Ángeles. El examinador médico ha confirmado que el cuarentón murió de suicidio. Algo que yo y tantos otros millones de estadounidenses – que sufren de enfermedades mentales – hemos considerado.
El cantante que ha vendido millones de copias hablaba mucho de su depresión y ansiedad.
En el sencillo de los Linkin Park “heavy”, Bennington canta: “No me gusta mi mente
en este momento/ acumulando problemas que son tan inútiles / me gustaría poder reducir la velocidad de las cosas.”
Las palabras del sencillo que tuvo mucho éxito, “Crawling”, se refieren al abuso de sustancias (en el idioma original: “there’s something inside me that pulls beneath the surface / Consuming, confusing.”)
Bennington sufría, pero no era el único. En los Estados Unidos, casi un adulto sobre cinco tiene algún tipo de enfermedad mental en un año determinado. Esto significa que 43,8 millones de adultos, aproximadamente el doble de la población Australiana, experimenta un trastorno de salud mental anualmente.
Sin embargo, no siempre se habla de enfermedad mental. Y programas como “Trece” y artistas como Lana del Rey han transformado en atractivo las enfermedades mentales y el suicidio, en lugar de tomarlas en serio.
En todo el mundo todos los días, 350 millones de personas (5 por ciento de la población) sufren de depresión. Sufren – y a veces mueren – en silencio porque parece que no puedan hablar abiertamente de su salud mental. A partir del 1º de la ESO y en Bachillerato son los momentos ideales para iniciar un diálogo, pero la educación a la salud mental en las clases es esencialmente inexistente.
Cuando empecé a cortarme estaba en 1º de la ESO. En la clase sobre la salud en 1º de la ESO hemos estudiado la eyaculación nocturna y aprendido que el vello púbico no tardaría en crecer en nuestro cuerpo, pero nunca hablamos de nuestra salud mental.
En los anteriores al Bachillerato, cuando me estaba volviendo más retraído, nos enseñaron cómo poner condones en los plátanos, discutíamos sobre el alcohol y las drogas mientras veíamos algunos episodios de “Freaks and Geeks” pero nunca hemos hablado de problemas como la ansiedad, la depresión, el trastorno de la personalidad, el suicidio y el trastorno de estrés postraumático. No nos enteramos que el 50% de los casos de salud mental que duran toda la vida comienzan a los 14 años.
En la universidad, me sentí más deprimido. Me dormía llorando. Mi peso fluctuaba entre 5 y 10 kg cada seis meses. Bebía para olvidar y en mis momentos de máxima confusión debido a la embriaguez me apoyaba demasiado injustamente en amigos que terminaban estando aún mas asustados y perdidos que yo. Ese año lo sentí como el peor período de mi depresión, seguí una clase de salud y bienestar. También teníamos un módulo sobre el manejo del estrés y la resiliencia. Pero nunca hemos hablado de enfermedades mentales o de cómo reconocerlas y tratarlas. La verdad es que todos se pueden beneficiar en aprender sobre salud mental. No debe asustarnos. Debería encenderse un fuego dentro de nosotros, para asegurarnos de que las personas de los Estados Unidos y de todo el mundo puedan reconocer estas enfermedades, ya que reconocen el colesterol alto, el asma o cualquier otra enfermedad. No debemos tener miedo de nombrar estas enfermedades.
Chester Bennington no tenía a nadie. No debemos tener miedo de dar un paso adelante o de contar nuestras historias y batallas sobre estos problemas.
Debemos estar abiertos a aprender los signos y síntomas de los trastornos de salud mental. Debemos animar a todos (no sólo a los que tienen problemas de salud mental) a ir a terapia, ya que es bueno para nuestra mente, así como el ejercicio físico es bueno para nuestro cuerpo.
Si no fuera por mi familia y mis amigos, quién sabe que me habría pasado. Pero sé que si hubiese aprendido antes sobre la ansiedad y la depresión, o incluso que la terapia era una posibilidad cuando tenía 11 años, ahora no estaría fijándome en mis cicatrices que desvanecen en el momento que escribo esta pieza.
Debemos llevar adelante conversaciones sobre la enfermedad mental, tanto en las aulas de las escuelas públicas cuanto con nuestras familias y amigos. Estos problemas son reales y mortales. Reconocer su existencia es el primer medio para hacer prevención.
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Por Robert Rigo (graduado en la Universidad de Massachusetts, Amherst), al artículo original haga clic aquí.