Los cuatro rasgos que caracterizan el riesgo a que los niños desarrollen una dependencia
de Maia Szalavitz
La educación sobre las drogas es la única parte de todo el programa de estudios de la escuela media que recuerdo, tal vez porque ha sido un espectacular fracaso. Antes de llegar a la edad legal para beber, me inyectaba cocaína y heroína. Superé mi adicción. Los investigadores están tratando de desarrollar programas de prevención innovadores para ayudar a los niños a riesgo a que escojan un camino diferente del que yo he tenido.
No fue fácil desarrollar un programa público anti-drogas que realmente funcione.. Muchos de nosotros crecimos con programas contra las drogas como la “D.A.R.E.” o la campaña contra las drogas inspiradas por Nancy Reagan “Just Say No”. Sin embargo, las investigaciones muestran que estos programas, y otros como estos, que confían en la educación o en las tácticas de intimidación resultaron ser muy ineficaces. Si el objetivo era frenar el uso de drogas por parte de los niños con mayor riesgo, han servido a poco.
Pero hoy en día hay un nuevo programa anti-drogas probado en Europa, Australia y Canadá, que parece prometedor. El programa se llama Preventure, fue desarrollado por Patricia Conrod, profesora de psiquiatría de la Universidad de Montreal, que reconoció que el temperamento de un niño nos puede guiar en reconocer el riesgo futuro sobre consumo de drogas – y que los diferentes rasgos de la personalidad pueden crear diferentes rutas de acceso a la dependencia.
Los primeros resultados muestran que una evaluación de la personalidad puede identificar el 90% de los niños con mayor riesgo, mediante la identificación de los rasgos a riesgo de la personalidad antes de que se conviertan en un problema.
Reconociendo que la mayoría de los adolescentes que prueban el alcohol, la cocaína, los opiáceos o la metanfetamina no se convierten en adictos, el programa se centra en las diferencias que hacen que esa minoría se convierta en adictos.
Por eso, cuando mi profesor de educación sanitaria me dijo que la presión entre los parecidos me podría empujar hasta usar drogas, lo que oí fue “las drogas te harán sentir guay”. Sentirme marginada hizo que las sustancias psicoactivas fuesen atractivas.
La evaluación de los programas de “Preventure” son mucho más profundas.
Los rasgos que ponen a los niños con mayor riesgo de adicción no son sólo los que nos podríamos esperar. En mi caso, podría parecer un candidato improbable para la adicción. Sobresalí académicamente, me portaba bien en clase y asistía a numerosas actividades extracurriculares.
Pero por dentro, yo sufría de soledad, ansiedad y sobrecarga sensorial. Los mismos rasgos que me hicieron sentir “dotada” en el estudio me hicieron sentir incompetente con la gente.
El riesgo se centra en cuatro rasgos: la búsqueda de sensaciones, impulsividad, sensibilidad a la ansiedad y falta de esperanza.
Es importante destacar que la mayoría de los niños a riesgo pueden ser identificados pronto. Por ejemplo, en edad preescolar me dieron un diagnóstico de déficit de atención e hiperactividad (A.D.H.D.), que aumenta tres veces el riesgo de adicción a drogas ilegales. Mi dificultad en regular las emociones y mi hipersensibilidad atraía a los que hacían bravuconerías. Más tarde el 
aislamiento me llevó a la desesperación.
Un niño empieza a usar drogas debido a una sensación de desesperación, por ejemplo como la que viví yo, tiene un objetivo muy diferente respecto a ese que busca la excitación.
Tres de los cuatro rasgos de la personalidad identificados por Preventure están relacionados con problemas de salud mental, un factor de riesgo importante para el desarrollo de la adicción. La impulsividad, por ejemplo, es común entre las personas con ADHD, mientras la falta de esperanza es más un precursor de la depresión. La sensibilidad a la ansiedad, que significa estar demasiado consciente y asustado por las manifestaciones somáticas de la ansiedad, está relacionado con el trastorno de pánico.
En cambio, la búsqueda de sensaciones no está ligada a otros diagnósticos, aumenta el riesgo de adicción, por la razón obvia de que las personas que se sienten atraídas por las experiencias intensas probablemente les seducen las drogas.
Preventure comienza con un entrenamiento intensivo de dos a tres días para los maestros, en este curso intensivo se les enseña técnicas de terapia que han demostrado ser capaces de luchar contra los problemas psicológicos. La idea es evitar que las personas con personalidades extremas se atrincheren en pensamientos disfuncionales que puedan conducir a un diagnóstico, o en el caso de la búsqueda de sensaciones, a los comportamientos nocivos.
Cuando comienza el año escolar, los estudiantes de las escuelas secundarias se someten a un test de personalidad para identificar aquellos con valores máximos. Meses más tarde, se ofrece a toda la escuela dos laboratorios escolares de 90 minutos – se presenta como una forma de canalizar su propia personalidad hacia el éxito – con un número limitado de plazas. La gran mayoría de los estudiantes se matriculan, dice el doctor Conrod.
Aunque la selección parece aleatoria, sólo aquellos que han obtenido las puntuaciones máximas en las pruebas, se vio que recogen el 90 % de los que están en situación de riesgo, de hecho participan en el taller. El curso se centra específicamente en el rasgo de la personalidad problemática.
Inicialmente las razones de la selección no vienen divulgadas. En el caso que sean los alumnos a preguntar las razones les viene dada la información; la mayoría de ellos no pregunta y por lo general dicen no haber encontrado los talleres pertinentes y útiles.
“No hay clasificaciones,” explica la doctora Conrod. Esto reduce las posibilidades a que los chicos, a partir de una etiqueta de “alto riesgo”, den lugar a una profecía auto-cumplida.
Los talleres enseñan a los estudiantes las técnicas cognitivo-comportamentales para abordar los problemas emocionales y de comportamiento específicos y fomentan el uso de estas herramientas.
Preventure se puso a prueba en ocho estudios clínicos aleatorios en Gran Bretaña, Australia, Canadá y los Países Bajos, y han encontrado reducciones en el consumo excesivo de alcohol (tendencia a tener episodios donde se llega a beber hasta el aturdimiento), el consumo de drogas y problemas frecuentes relacionados con el alcohol.
Un estudio del 2013 publicado en JAMA Psychiatry ha incluido a más de 2.600 estudiantes entre trece y catorce años en 21 escuelas británicas, la mitad de los cuales fueron asignados de manera aleatoria al programa. En general, Preventure ayudó a disminuir en un 29% el uso del alcohol – incluso entre aquellos que no han participado en los talleres. En cambio, entre los niños de alto riesgo que participaron, en consumo excesivo de alcohol se redujo de un 43%
La Doctora Conrod dice que Preventure probablemente ha influido también en los que no han participado, reduciendo la presión del grupo a los estudiantes con alto riesgo. También sospechan que la formación de los profesores ha hecho que sean más empáticos hacia los estudiantes con alto riesgo, y esto podría haber aumentado el vínculo con la escuela, un factor conocido que reduce el consumo de drogas.
Los estudios del 2009 y del 2013 también mostraron cómo Preventure haya reducido los síntomas de depresión, ataques de pánico y comportamientos impulsivos.
Para los individuos con rasgos de personalidad a riesgo, aprender a manejar estas características que nos hacen diferentes y, a menudo difíciles, podría cambiar una trayectoria que podría conducir a la tragedia.
Maia Szalavitz es la autora de “Unbroken Brain: A Revolutionary New Way of Understanding Addiction.”
Artículo traducido por Martina Larsen Payà, doctora en psicología clínica, original de PENELOPE GREEN (pulse aquí para leerlo)
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